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SOBRE LA AUTORA


[Foto: Bernardo Ezequiel Koremblit y su libro 'El humor: una estética del desencanto']




Bernardo Ezequiel Koremblit

El tan agudo Reverdy dejó dicho que “el valor de una obra reside en razón del agudo contacto del poeta con su destino”. Cuando la profunda iasicular- ¿y por qué no decir también esotérica? – poeta Betina Edelberg escriba - ¡falta tanto todavía! – sus Memorias, podremos saber si su poesía y en este turno la de “Imposturas” es la de un contacto agudo o de qué naturaleza es, aunque ya mismo se presiente la existencia de esa simbiosis. Los veintiseis poemas de “Imposturas” constituyen la creación de quien es poeta integral: poeta de su propia vida y auténtica poeta en el ejercicio de transmitir (escribir) esos estados físico y metafísico, que conviven solo en el poeta de raza. Si Figura solitaria – poema moderno fecundado por entrañable savia eterna – ejemplifica una objetividad exhumadora de una inteligente visión interior, y Banquete es, además de una elocuente expresión de omnipoesía el testimonio de una individualidad en pugna con “esa mezquina versión que ha de llamarse alguna vez historia”, Como una nostalgia revela el espíritu de quien ha comprendido el tema o uno de los temas insenescentes de la vida, comprensión traducida en esa poesía condensadora – palabras precisas, sentido poético insobornable, realidad de lo posible y contingible – de imágenes al servicio de una intelección, de intelecciones sirviendo a figuras que luego serán sus portavoces. Ya se ve que Betina Edelberg no hace concesiones sino a la severidad de la poesía, y el hecho mismo de su panteísmo poético, con su acompañamiento de metafísica, lirismo y expresividad semirevelada, descubre que sus concesiones están dedicadas únicamente a ese fenómeno exigido a los grandes poetas y solo por ellos satisfecho: descubrir el ser y saber que el descubrimiento impone, desde ese instante, al ser poético y a la omnipoesía que se ejerce precisamente con concesiones como las señaladas. Estas observaciones un tanto de estética filosófica están impuestas por Imposturas, libro en el que Betina Edelberg deja el testimonio de una de las voces más singulares – y muy personales- de la poesía nacional.

Bernardo Ezequiel Koremblit

Koremblit comenta 'Imposturas' en la revista 'Ficción', Mayo-Junio, 1961



Homenaje a las víctimas judías:

“Debe ser un compromiso de todos mantener y profundizar el camino de memoria, verdad y justicia” porque “de la misma manera que se puede definir una identidad a partir de la cultura, también podemos decir que somos, como individuos, como comunidad y país, aquello que recordamos.” Así comenzó su discurso el presidente de la AMIA, Luis Grynwald, en el acto donde se descubrió ayer una escultura como recordatorio de los judíos asesinados durante la dictadura militar. En el período que los militares llamaron Proceso de Reorganización Nacional, entre 1976 y 1983, fueron secuestrados, asesinados y desaparecidos entre 1800 y 2000 personas que profesaban la religión judía en la Argentina.
...El cementerio que la colectividad tiene en la localidad bonaerense de La Tablada ya tenía dos obras que recordaban a los muertos de los atentados a la AMIA y a la Embajada de Israel. Ahora, también los muertos por la dictadura tendrán su recordatorio. Mauricio Brodsky, de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos, padre de Fernando, desaparecido, recordó luego que “el terrorismo de Estado institucionalizó un sistema criminal de terror planificado y masivo”. Daniel Tarnopolsky, a quien le secuestraron a sus padres, Hugo y Blanca Edelberg, sus dos hermanos, Sergio y Betina [Edelberg], y a su cuñada, Laura de Duca, y es el único sobreviviente, estuvo a cargo de la tradicional oración por el descanso de los muertos...[+]



Falleció Bernardo Ezequiel Koremblit

tal vez el último gran ensayista y miembro de una generación pródiga en hombres lúcidos que dejaron el último testamento cultural de Argentina. Colaborador de La Prensa, sus columnas su publicaron hasta la semana pasada. Periodista desde los 17 años cuando ingresó al diario Crítica. Amigo de todos los intelectuales de su generación. Brillante orador que supo utilizar el humor y la ironía como elementos constantes de su mensaje. Dedicado en especial a la literatura en el género del ensayo sobre temas humanísticos, de crítica y de filosofía política, publicó, entre otros títulos, "La torre de marfil y la política"; "Romain Rolland: humanismo, combate y soledad"; "El humor, una estética del desencanto"; "Coherencia de la paradoja"; "Nicolás Olivari, poeta unicaule"; "Todas las que era ella"; "Ensayo sobre Alejandra Pizarnik" y "Eva o los infortunios del Paraíso". Recibió el Premio Nacional de Literatura, el Premio Municipal y los premios de Argentores, de la Fundación Argentina para la Poesía, del Fondo Nacional de las Artes, Konex (en 1984 y 1994), Santa Clara de Asís y el Gran Premio de Honor de la SADE.

Buenos Aires, 3 de febrero de 2010



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