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[Foto: Jorge Luis Borges y su inseparable Madre en Londres, cuando recibió el honor de Caballero del Imperio Británico de manos de SM la reina Elizabeth II]
'Mutaciones' por Betina Edelberg (Dibujos originales de Juan
Carlos Benítez) Edit. Colombo, Buenos Aires, 1964. 101 páginas.
Sin desmedro de los cuatro anteriores, este libro de poesías de
Betina Edelberg es, a mi juicio, un libro importante. La mayoría
de nuestros poetas se entrega al simulacro tipográfico, a la deliberada
o resignada acumulación de palabras heterogéneas; inversamente,
quienes no frecuentan el caos o la mera incomodidad, repiten músicas
previstas o abusan de un vocabulario profesionalmente poético. Hojeando
las páginas de Mutaciones y recorriendo al azar algún verso
aislado, un lector distraído puede presuponer que Betina Edelberg
se halla más cerca de los primeros que de los últimos; en
efecto, el poema que abre el volumen sobrelleva el título de Deglución
y admite las anómalas o prosaicas palabras itinerario, resollar
y mastica. Claro está que las infracciones que he denunciado, lo
son para mi oído; Quevedo censuraba en Góngora el empleo
de voces como joven, fulgores, presentir, candor y pulsor, que hoy no alarman
a nadie. Parejamente le hubieran molestado a Fray Luis muchas palabras
de Quevedo. Garcilaso, invocado por éste como dechado de sencillez
y de claridad, fue escándalo de acreditados hombres de letras, que
no percibieron la nueva música del verso endecasílabo. De
mayor interés que estos ejemplos, nada esotéricos por cierto,
de la cambiante connotación de algunos vocablos es el propósito
que parece haber guiado a Betina Edelberg. Esta, si no me engaño,
ha querido expresar cosas eternas en un lenguaje sin restricciones y voluntariamente
ha renunciado a los halagos de la métrica. Veamos, verbigracia,
el final de la composición que nombré:
Alguien como el viejo Cronos acaso nos mastica
O distraídamente nos disuelve:
un manso terrón de azúcar.
Alguien nos ha abandonado
nos ha dejado a tientas."
Pese a la evocación de Cronos, estos versos no son un eco superfluo
del tempus eddax rerum de Ovidio, del tiempo devorador que, en uno de los
sonetos de Shakespeare, desafila las zarpas de los leones o de
las horas, que limando están los días,
los días, que royendo están los años
de Luis de Góngora, son la renovada expresión de algo que,
alguna vez, han sentido todos los hombres y que cada dialecto y cada época
tendrán, si son sinceros, que repetir.
Citemos otra composición, íntegra esta vez:
PARTICIPACIÓN
"Somos esta tierra
aquí;
y su más lejana geografía
cada hombre y el más inútil de sus gestos
un sonido de pasos lejanos
su oscuro cesar
el dolor o la alegría
cada vergüenza
y aspiración de muerte
es nuestra."
La noción panteísta de que cada cual es los otros y de que
el asesino es de algún modo el hombre asesinado por él no
es menos antigua y eterna que los orígenes del pensamiento griego
e hindú: la versión que Betina Edelberg nos propone es del
todo inaudita y su lacónica simplicidad nos toca y nos hiere.
Este libro es, en suma, un libro clásico, un libro intemporal, una
tentativa feliz de aplicar el lenguaje y la retórica de mil novecientos
sesenta y tantos a esas incertidumbres y estados de ánimo que son
nuestro común destino en la tierra.
Jorge
Luis Borges
Borges comenta el libro 'Mutaciones' de Betina
Edelberg
en la Revista DAVAR, No 104, Enero, Febrero, Marzo, 1965.
"He cometido el peor de los pecados
/
que un hombre puede cometer. No he sido
/
feliz. Que los glaciares del olvido
/
me arrastren y me pierdan, despiadados."...
Jorge Luis Borges [poema escrito por la muerte de su Madre a los 99 años en 1975]
Pepe Fernández no sólo era un notable fotógrafo argentino; además, era el "Pepe" de la famosa "Zamba para Pepe", de María Elena Walsh. Durante décadas fue una especie de embajador informal para los compatriotas que llegaban a París, donde se había radicado en los años 60. Su simpatía y su ingenio irresistibles cautivaron a personajes tan disímiles como Silvina Ocampo y Guillermo Vilas. Murió el 14 de julio último en su departamento de Saint-Germain-des-Prés.
['Zamba para Pepe (Fernández)' de María Elena Walsh, interpretada por Julia Zenko]
The odd materials mentioned by Borges(*) in 'The Sect of the Phoenix', as employed in the Secret act (sexual intercourse, not necessary between man and woman) were given to him during a conversation with his friend the poet Betina Edelberg: cork, wax or gum arabic or silt were all meant as a joke making allusion to the odd materials that could be employed in innumerable varieties of sexual practices.
Prof. Daniel Balderston, the director of the Borges Center for Documentation, touched the truth of Borges erotic drive when he interpreted 'The Sect of the Phoenix' as an autobiographic tale of 'male bonding' and 'anal penetration' (Fénix in Spanish sounds close to penis; it is a metaphor of the rebirth of the penis from its ashes after every performance). It is a fact that Borges never had coitus -for him an abominable act- with any woman but he acknowledged -at least once in a TV interview with journalist and writer Antonio Carrizo- to had experienced sexual intercourse in adulthood with at least a man. Borges added: “what a horror when the next day I was told that what that man did to me was an act of pederasty”; surely he was told thus by his authoritarian Mother who treated Georgie as an underage boy all her life.
In 'Borges beyond interpretations...' Anders Johansson questioned Balderton's insightful interpretation thus: “...the latter passage in particular does not harmonize with Balderston’s idea that the sect of the Phoenix is constituted by ”‘male bonding,’ anal penetration” . How would cork, wax, gum Arabic or silt fit into that interpretation?” Johansson seemly ignoring that none are factual materials, but a mere allusion to the variety of things used in sexual practices. The same applies to Johansson unsubstantiated critics against Prof. Emir Rodríguez Monegal and psychoanalyst Dr Julio Woscoboinik
(*)[“...A slave, a leper or a beggar could act as mystagogues. Also a child can indoctrinate another child. The act itself is trivial, momentary and requires no description. The materials are cork, wax or gum arabic. (The liturgy speaks of silt; this is also often used.) There are no temples specially dedicated to the celebration of this cult, but a ruin, a basement or hall are considered propitious sites. ”]
Dr M A Meizoso